Revista de Crítica ISSN 2954-4904
Literatura


Iliana Olmedo, Chernóbil, Siglo XXI, México, 2017, 176 pp.


La novela Chernóbil de Iliana Olmedo transcurre como un susurro. Es un texto que se desarrolla como si fuera un secreto infeliz con urgencia de manifestarse en público. En un inicio no podía ver la relación entre una escritora mexicana escribiendo acerca de un acontecimiento en Ucrania. Con el paso de las páginas, comprendí que la explosión radioactiva tan solo era el motivo que llevaba de la mano por la vida de una familia mexicana hundida en la incertidumbre, la desinformación, el rencor y la tristeza: “una sorpresa más: recortada de un periódico y enmarcada, encuentro mi foto de los mirlos de Chernóbil. Patricia nunca se enteró de que esa explosión también fue su derrota”.

Iliana Olmedo (1975) es académica y escritora. Chernóbil ganó el XV premio Internacional de Narrativa otorgado por Universidad Autónoma de México, el Colegio de Sinaloa y la editorial Siglo XXI. Anteriormente incursionó en el cuento con “Danza africana”, que se publicó en el suplemento cultural Confabulario, y “Don’t cross Central Park at night” en la compilación Acapulco Noir, Antología de Narrativa Negra I. Ambos relatos tienen como protagonista una voz femenina que dista de ser un estereotipo normalizado y así, pausadamente, por medio de sus pensamientos, teje personajes complejos.

El cuento “Don’t cross Central Park at night” y la novela Chernóbil comparten un ambiente gris sumido en desesperanza y un evento histórico que acompaña la trama central. En el cuento que menciono, Olmedo comienza la narración con pensamientos acerca del final de los Rosenberg en la silla eléctrica. La protagonista se encuentra absorta en sus pensamientos y odia la vida, aunque ha obtenido lo que desea: una beca para escribir. En su novela, Daniela es una mujer que ha tenido éxito profesional, es fotógrafa y tiene varios proyectos, pero arrastra sus problemas familiares, sus dudas y claramente es infeliz en su adultez.

Los relatos de Olmedo son personales, las protagonistas nos dejan entrever los conflictos mentales que tienen, y en una especie de contrapunto, se entrelazan la realidad y los pensamientos más profundos del personaje. La estructura de la novela está construida con la técnica de diario, de esta manera dota al texto de una sensibilidad tenebrosa. El título tiene una carga semántica importante: la explosión de Chernóbil representó el fin de la esperanza en el futuro y de esta misma manera comienza la novela, con el fatal destino de Paula, la hermana de Daniela.

La primera página comienza con la descripción de la conversación que tuvo la protagonista con su hermano: “mi hermana murió. Recibí una llamada de Rafael en la madrugada. Paula se mató, dijo, y agregó: por fin. Quise responder, no seas cabrón, pero sólo dije: voy para allá. Y abordé el primer vuelo”. Es como si fuéramos testigos del comienzo de una tragedia y al leerlo no puedo evitar pensar en Tolstoi y el inicio de Ana Karénina: “todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su manera”.

En resumen, Daniela Arenas, la protagonista, es una fotógrafa que regresa a casa de su madre porque su hermana se ha suicidado. Ahí encuentra sus diarios y es lo que nos va mostrando mientras esperan el cuerpo de Paula. Fecha con fecha se van desvelando detalles importantes que relacionan personajes que han desfilado por la vida de Daniela. Es como leer papeles desordenados que van retomando momentos y enlazan una historia. Olmedo escarba con nosotros entre los cuadernos de la protagonista y como un murmullo conocemos su vida.

Esta historia no busca retratar la felicidad de una familia y, por el contrario, nos muestra desde una mirada atenta cómo se disipa la aparente alegría con las tensiones constantes. Sin embargo, tiene complicidad y momentos cómicos. La estructura no es lineal, los sucesos van saltando de 1986 al año 2016 y alternándose; Olmedo maneja de forma muy inteligente las emociones que el lector va construyendo en cada capítulo para luego trasladarse a otro rincón de la vida de Daniela Arenas.

La desaparición de su padre, la locura de su hermana y las peleas con su madre son algunos de los sucesos que afecta en diferentes etapas la vida de la protagonista. Sin embargo, tiene una especial atención a los detalles y tiende a aligerar la narración cuando transcurre su adolescencia o su infancia. Iliana Olmedo construye por medio de memorias un personaje complejísimo. Para lograrlo, mantiene el tono suave, pero cambia los registros lingüísticos. Cuando la protagonista es adulta, los temas que menciona se relacionan con la introspección y, cuando es adolescente y niña, escribe acerca de lo que ocurre en el exterior con sus amigos, su madre, su padre desaparecido y el mundo durante la Guerra Fría.

Se retrata la inocencia por medio de comparaciones con el contexto que les tocó vivir: “una suerte de falso sosiego dominaba la habitación, así debe sentirse en Chernóbil”;  “–Estoy practicando cómo gritar– contesté más roja que la bandera de la URSS”; “cuando eran jóvenes la gente de la edad de mi papá tenía temor de una guerra nuclear y no había guerra; ahora hay Chernóbil”. La generación de Daniela, Rafael y Paula Arenas creció durante la Guerra Fría, conoció la “amenaza” del comunismo y el mundo estaba polarizado.  Con el mundo en caos, su familia también se desmoronaba, como si hubiera un paralelismo entre la vida familiar y la historia mundial.

Otro aspecto importante es el trabajo de investigación que hubo detrás de este libro. En varias entrevistas la escritora ha mencionado que leyó varios documentos para poder conocer la situación en Chernóbil e incluso relatos acerca de personas que habían ido en “tour”. Los términos científicos utilizados otorgan veracidad al relato. Uno de ellos, que se vuelve un motivo, es la radioactividad. Este concepto permea con toxicidad la novela y es heredado por el padre, quien es un científico que estudia las posibilidades de utilizar energía nuclear en México y esa es su maldición.

El libro de Olmedo busca conectar dos lugares que tal vez no son tan comunes de leer juntos: México y Chernóbil, pero encuentra los secretos, las memorias y las referencias de una familia infeliz que vive su propio desastre nuclear. La escritora mexicana tiene un estilo único y una capacidad asombrosa de crear personajes, tanto en el relato corto como en esta novela. Chernóbil no es un acontecimiento histórico: Chernóbil es la manifestación de la incertidumbre, el miedo y el desasosiego.

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