Revista de Crítica ISSN 2954-4904
Cine


Carla Simón, Estiu 1993, España, 2017.


“Cómo perder a tu madre a los seis años y sobrevivir” podría ser otro título para esta desgarradora película de la debutante Carla Simón. Cuando un servidor estudiaba guion de cine en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid, el profesor Juan Miguel Lamet siempre insistía en una idea: de nada podemos hablar mejor que de lo que hemos vivido.

Y eso hace Simón en el filme, que no por casualidad y a fecha de escritura de esta reseña ha sido galardonado como Mejor ópera prima y con el Gran Premio del Jurado Internacional (Sección Generación KPlus) en Berlín; con la Biznaga de Oro en Málaga; con el Premio Feroz por la crítica española, además de recibir galardones y nominaciones en festivales como el AFI Fest, el de Cine Independiente de Buenos Aires, el de Londres, el de Estambul, y así un largo etcétera, a la espera de lo que pueda ocurrir en su carrera hacia los Oscar como representante del cine español.

Pero ¿qué convierte a Estiu 1993 en una película tan especial? Seguramente la verdad que desprenden sus imágenes; el estado de gracia de los actores y en particular de las dos niñas protagonistas, Laia Artigas y Paula Robles; la luz de las tomas en el campo; una cuidada técnica puesta al servicio de la historia… Y sobre todo una narración que va desgranando lo que quiere contar como por pinceladas, con trazos finos, aparentemente suaves, pero a la vez demoledores. En suma, una serie de factores que a veces se reúnen y nos ofrecen en imagen y sonido algo de la magia de eso que llamamos cine.

Decía Alfred Hitchcock: “Nunca trabajes con niños, con animales o con Charles Laughton”, porque eran imposibles de dirigir o por el caos que podían generar en el set de rodaje. Sin embargo, Carla Simón consigue en esta película que las dos pequeñas actúen con una naturalidad cercana a la perfección. Quizá la clave esté en los largos ensayos realizados por Simón para lograr “la dinámica de familia entre los actores adultos y las niñas”, según mencionaba la productora ejecutiva Valérie Delpierre.

La propia directora reveló que las escenas se improvisaron después de horas de trabajo en que Laia, en el papel de Frida, y Paula, en el de Anna, se divertían construyendo su propio mundo, del que surgió la autenticidad que transmite la película.

En el trance les acompañan actores curtidos en la ficción televisiva catalana, especialmente David Verdaguer, que aquí borda el papel del desenfadado padre/tío Esteve para la tragedia que están viviendo. Antes se le vio en Plats bruts, El cor de la ciutat, Ventdelplà y ya con más peso en Algunes imatges més, Pop ràpid o Nit i dia, todas series producidas o bien emitidas por Televisió de Catalunya – TV3, o algunas de sus filiales.

Menor ha sido la singladura en ese terreno de la actriz Bruna Cusí que, con sobriedad y solidez, da vida a la madre/tía Marga: presente en Polseres vermelles y episódicamente en Cites y Merlí. Pero si nos fijamos en los actores que interpretan a los abuelos, veremos que la lista se amplía con estas series para Fermí Reixach: Mar de fons, La Riera o Salaó, así como El cor de la ciutat y Nit i dia nuevamente, y las siguientes para Isabel Rocatti: Poblenou, Estació d’enllaç, Temps de silenci y de nuevo Ventdelplà.

De modo que, con la filmografía de los cuatro, hemos dado un amplio repaso a las series promovidas o distribuidas por la televisión pública catalana en los últimos veinte años. Y es que si por algo se ha caracterizado la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales ha sido por fomentar las producciones de ficción. Su primer gran éxito en formato de telenovela llegó en 1994 con la serie Poblenou, que ambientada en el barrio barcelonés del mismo nombre, fue la primera producción de ese tipo en toda España y se convirtió en un hito televisivo con un notable respaldo de la audiencia.

Después llegarían las demás: Pedralbes Centre, Nissaga de poder, Laberint d’ombres, Mar de fons, El cor de la ciutat, Ventdelplà… No todas telenovelas, pero todas de la mano del dramaturgo y guionista Josep Maria Benet i Jornet, quien en las últimas décadas no sólo ha sido gran renovador del teatro catalán, sino que marcó un antes y un después en la ficción televisiva en esa lengua.

Mención aparte merece la serie Polseres vermelles Pulseras rojas, que escrita por Albert Espinosa fue coproducida y emitida por TV3 entre 2011 y 2013, y además ha sido difundida por Antena 3 en España, TV Azteca en México, Telefe en Argentina y otras muchas cadenas latinoamericanas y europeas, en Francia, Finlandia, Rusia, etc. La historia de esos chicos hospitalizados que forman un grupo, un club, enamoró también a Steven Spielberg, quien compró los derechos para su producción en EEUU, siendo emitida por Fox Network (Red Band Society, 2014-15) con el propio Spielberg como productor ejecutivo de algunos capítulos. Otras adaptaciones se realizaron en Italia, Alemania, Chile o Perú.

Todo ello ha generado una cantera de creadores, actores y técnicos de los que las propias series se han ido alimentando y que ha proporcionado cumbres del cine catalán como quizá no las había habido en toda su historia desde los pioneros (Fructuós Gelabert, Ricard y Ramon de Baños, Albert Marro y Segundo de Chomón, entre otros).

Estamos hablando del Isaki Lacuesta –La leyenda del tiempo, La próxima piel–, Mar Coll –Tres dies amb la família; del resurgir de Agustí Villaronga –Pa negre, Incerta glòria– y de Cesc Gay –En la ciudad, Truman–, y ahora de Carla Simón.

Antes la directora novel había realizado cuatro cortos –Women, Born Positive, Lipstick, Las pequeñas cosas– y uno más de la mano de Marco Businaro –Lovers. En ellos ya se manifiestan claramente sus obsesiones como creadora.

Si Women (2009) es un trabajo experimental que pone la mirada en las caras y relaciones entre mujeres, Born Positive (2012) se centra en las vidas de tres jóvenes londinenses nacidos con el virus de inmunodeficencia humana, VIH, y cómo lidiaron con ello cuando lo supieron. En Lipstick (2013) los protagonistas son dos pequeños hermanos que, mientras juegan, tropiezan por primera vez con la muerte en la figura de su abuela, y en Las pequeñas cosas (2014) se retrata la relación entre una mujer de 40 años, que sufre de enanismo, y su madre, de 70, con la que vive y que nunca ha aceptado su condición.

Idas y venidas sobre las relaciones familiares, los juegos de la infancia, el sida, la muerte, y siempre con la mujer como eje central de sus historias. Todos estos elementos se encuentran en Estiu 1993 y alcanzan en el formato de largometraje su máxima expresión. La relación de Frida, la niña protagonista, con su prima y ahora nueva hermana, Anna (especialmente turbia); con su tía y ahora nueva madre; con su abuela, y de las otras tres entre sí, entretejen una telaraña en el ámbito de lo femenino donde priman los caracteres fuertes, las mujeres que saben lo que quieren o lo exploran, aun de niñas.

Hay en Estiu 1993 el aroma de esas grandes películas, verbigracia Gilda, en que cuenta tanto lo que vemos como lo que ocurrió antes: la evocación de la madre que ya no está; lo que sería la relación con su hija, ahora huérfana; con su hermano, con su cuñada, con su propia madre… O podríamos preguntarnos cómo hubiera educado a Frida –ecos de Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, otra gran directora catalana, aunque catapultada casi desde el principio a la esfera internacional, como J.A. Bayona–; en definitiva, una intrahistoria de lo que pudo ser y no fue, pero que ronda en la vida diaria de la niña como una sombra larga y pesada.

“En mis tres últimos cortometrajes partí de historias de mi propia familia para contar relaciones familiares. Estiu 1993 es mi propia historia, la película más personal que he escrito hasta el momento. Un verano que definió mi infancia y me obligó a crecer más rápido que cualquier otra niña de mi edad”, ha declarado Carla Simón sobre su primer largometraje.

Si atendemos a sus palabras: “Soy parte de una extensa familia que es un pozo sin fondo de historias, relaciones, sentimientos y enredos”, tenemos directora para tiempo. Con que mantenga un nivel de calidad parecido al de esta película, tendremos además a una brillante cineasta.

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