Aire de Dylan
Para empezar, una confesión: tardé en convertirme al vilamatismo. Hoy, como suele ocurrir con los conversos, soy un apasionado defensor de la causa, pero no siempre fue así. Los primeros libros suyos que leí (entre ellos, la celebrada Historia abreviada de la literatura portátil) me dejaron algo frío y no lo frecuenté más hasta que El mal de Montano…